Por Thamara Tapia Muñoz
Instituto de Investigación del Cuidado en Salud, Facultad de Enfermería, Universidad Andrés Bello
Chile vive una transformación demográfica profunda: baja natalidad, aumento en la esperanza de vida (81,4 años) y un cambio radical en la composición de los hogares. Según el Censo 2024, los hogares unipersonales ya representan un 21,8%, mientras que los compuestos solo por personas mayores alcanzan el 11,6%. Además, los hogares con menores de 14 años han disminuido del 62% en 1992 al 33,2% en 2024.
Estos cambios reducen el contacto entre generaciones y pares, debilitando las redes de apoyo. En este contexto, la soledad —sensación de no tener relaciones significativas— y el aislamiento social —falta de red o contacto— se convierten en factores de riesgo invisibilizados, pero que afectan gravemente la salud.
Aunque solemos asociarlos con la vejez, estos fenómenos no distinguen edades. Niños de tan solo seis años ya reportan sentirse solos. La soledad en la infancia y adolescencia se vincula al bullying, violencia escolar, ansiedad y depresión. En adultos mayores, se relaciona con enfermedades cardiovasculares, fragilidad, demencia, depresión y dolor crónico. En todos los casos, las personas que se sienten solas o aisladas tienen mayor riesgo de morir prematuramente.
La Décima Ronda del Termómetro Social revela que el 18% de los encuestados se siente solo, siendo las mujeres, los adultos jóvenes y los mayores los más afectados. A pesar de la gravedad de estos datos, aún no comprendemos completamente el alcance del problema en Chile.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha hecho un llamado global a fortalecer las conexiones sociales. Algunos países han implementado estrategias nacionales exitosas para combatir la soledad. En Chile, pese a avances en salud pública e iniciativas contra la inequidad, aún falta incorporar la soledad y el aislamiento como prioridad en la agenda pública y diseñar un enfoque integral para abordarlos.
Es tiempo de hablar de la soledad y del aislamiento. Y, más aún, es tiempo de actuar.