«Cárceles en el desierto»: la propuesta de Matthei que ya está en marcha con el megaproyecto El Arenal en Atacama

La promesa de la candidata presidencial sobre construir cárceles en el desierto no es nueva. En 2024, el gobierno ya puso en marcha un penal en la Región de Atacama, cuyo proceso de licitación avanza y las obras comenzarán en 2026.

La propuesta de Evelyn Matthei, candidata presidencial de la Unión Demócrata Independiente (UDI) y Renovación Nacional (RN), de construir cárceles en el desierto para reclusos de alta peligrosidad generó debate y críticas desde distintos sectores políticos. «No vamos a dejar entrar a más inmigrantes ilegales, porque vamos a tener cárceles duras en el desierto para la gente que se porta mal y los vamos a tener además incomunicados para que no puedan seguir operando desde la cárcel», afirmó la exalcaldesa de Providencia.

Desde el oficialismo, la presidenta del Partido Socialista (PS), Paulina Vodanovic, cuestionó la viabilidad de la propuesta, señalando que «no es propio de una candidata presidencial dar ideas que no tienen ningún sustento». Sin embargo, el presidente de RN, Rodrigo Galilea, defendió la propuesta indicando que «la idea de la cárcel en el desierto no es nueva, es bastante antigua en Chile, pero además el proyecto existe y simplemente no ha logrado avanzar ni ha tenido la prioridad. Yo lo he conversado con el exministro de Justicia, Luis Cordero. Es una cárcel que tiene los terrenos entre Copiapó y Caldera».

Más allá del debate político, lo cierto es que una iniciativa similar a la planteada por Matthei ya está en marcha. En 2024, cuando Luis Cordero era ministro de Justicia, se presentó oficialmente el proyecto El Arenal, un penal que se convertirá en uno de los más grandes del país, con una superficie total de 76.600 m².

La cárcel estará ubicada en el Desierto de Atacama, a 40 kilómetros al norponiente de Copiapó y a 14 kilómetros al sur del aeropuerto de la ciudad. El proyecto contempla la construcción de 15 módulos de reclusión con capacidad para 2.160 internos, incluyendo 103 plazas para población de alta seguridad, además de espacios destinados a la reinserción social.

El proceso de licitación comenzó en noviembre de 2024, y se espera que la recepción de obras técnicas se realice en mayo de este año, con el plazo para las ofertas económicas extendiéndose hasta junio. Las obras están proyectadas para iniciar en el primer semestre de 2026.

En la presentación de El Arenal, realizada en junio de 2024, el entonces ministro de Justicia, Luis Cordero, destacó la envergadura de la obra. «El proyecto El Arenal es probablemente la obra pública más importante que se va a desarrollar en el próximo tiempo en Atacama. Representa una inversión de 230 mil millones de pesos y forma parte del sistema de concesiones, tanto para la construcción, la operación y la habilitación», señaló.

Además, enfatizó que esta iniciativa responde a una demanda histórica de la región y del sistema penitenciario nacional, reactivando la infraestructura carcelaria después de 12 años de estancamiento.

Desde el Ministerio de Justicia, actualmente liderado por Jaime Gajardo, explicaron que El Arenal permitirá reducir el hacinamiento en la región y reforzar la red penitenciaria del país. Además, recalcaron que este proyecto es parte del Plan Maestro de Infraestructura Penitenciaria, presentado en enero de 2025 y ya financiado, el cual busca habilitar casi 15 mil nuevas plazas penitenciarias de aquí a 2030.

Este plan contempla:

  • Construcción de nuevos penales.
  • Densificación y ampliación de cárceles concesionadas.
  • Reapertura de recintos penitenciarios clausurados.

Si bien la propuesta de Evelyn Matthei ha sido defendida por su sector como una medida efectiva para combatir la crisis de seguridad, el avance del proyecto El Arenal demuestra que la idea de construir cárceles en el desierto ya está en desarrollo y en un estado avanzado.

El gobierno ha priorizado esta obra dentro de su Plan Maestro Penitenciario, estableciendo un modelo de concesión que permitirá una gestión mixta entre el sector público y privado.

A pesar de ello, queda en discusión la viabilidad de un sistema carcelario aún más estricto y de total aislamiento, como el que plantea la candidata. Mientras tanto, El Arenal avanza con fechas concretas de ejecución, lo que lo posiciona como la primera gran cárcel en el desierto chileno, con un modelo de reinserción y seguridad reforzada.