Este trekking de dos días atraviesa paisajes imponentes, antiguas rutas troperas y vestigios paleontológicos en el corazón de los valles atacameños.
En el interior de la Región de Atacama, una ruta desafiante y llena de historia conecta los valles del Tránsito y del Carmen. Se trata del sendero entre Pinte y San Félix, un recorrido de aproximadamente 35 kilómetros que lleva a los excursionistas por quebradas profundas, antiguos refugios de crianceros y restos fósiles de cuando esta zona era un lecho marino.
Este sendero, parte del programa Sendero de Chile, atraviesa la Sierra de Tatul, una imponente cadena montañosa que une el valle de los Naturales con el valle de los Españoles. La caminata, que puede realizarse en dos días, es una verdadera prueba de resistencia y conexión con la naturaleza, enmarcada por el implacable clima del desierto y la belleza de sus formaciones geológicas.
El punto de partida es Pinte, una localidad con un pasado prehispánico ligado a la cultura Las Ánimas y los diaguitas. Desde allí, la caminata comienza por un camino de ripio que rápidamente se interna en la Quebrada del Ají, un sector de tierra suelta y gredas blancas. La radiación solar obliga a buscar refugio bajo los chañares y algarrobos, mientras el camino revela pequeños oasis con bosques de cítricos que han sobrevivido en este entorno hostil.
Uno de los hitos del trayecto es El Podón, una zona donde aparecen antiguos piques mineros y ranchos de cabreros, vestigios de una vida de esfuerzo y adaptación. Más adelante, la ruta lleva hasta Vega Redonda, una pradera de bofedales con asentamientos abandonados, cuya vegetación muestra la estrecha relación de los crianceros con la tierra. Este es el lugar ideal para armar campamento y reponer energías antes del segundo día de caminata.
El segundo día de trekking comienza con el ascenso hasta La Hoyada, el punto más alto del recorrido, ubicado a casi 3.000 metros sobre el nivel del mar. En este tramo se encuentra un yacimiento de fósiles marinos, testimonio de un pasado en el que estas quebradas estaban sumergidas bajo el océano. Protegidos por el Consejo de Monumentos Nacionales, estos fósiles son una joya paleontológica que solo pueden ser admirados en su entorno natural.
Desde aquí, la travesía se adentra en el valle de los Naturales, iniciando un largo descenso hasta San Félix. En el camino aparecen restos de antiguos corrales de piedra, vestigios de la actividad ganadera que ha marcado la vida en esta zona por siglos. La vegetación aumenta a medida que se desciende, con sauces y pequeños cursos de agua que permiten un merecido descanso.
Finalmente, tras unas horas de caminata, se alcanza el mirador de San Félix, desde donde se contempla un verdadero oasis en medio del desierto. La ruta culmina en el pueblo, donde se puede disfrutar de los tradicionales helados de nieve y canela, una recompensa perfecta tras la exigente jornada.
El trekking entre Pinte y San Félix es un desafío para excursionistas con experiencia, ya que el sendero no está bien demarcado y, en varios tramos, se pierde entre rodados y aluviones pasados. Se recomienda realizarlo con guía local o llevar GPS, además de contar con al menos 4 litros de agua por persona debido a la escasez del recurso en la ruta.
Cómo llegar:
Desde Vallenar, tomar la ruta C-485 hasta Alto del Carmen y luego la ruta C-495 hasta Pinte. La travesía culmina en San Félix, por lo que es necesario planificar el transporte de regreso.
Época recomendada:
Desde octubre a abril, evitando los meses más fríos del invierno.
Recomendaciones:
Antes de comenzar la caminata, vale la pena explorar Pinte, donde se encuentran un museo arqueológico con piezas diaguitas, construcciones de adobe y una iglesia colonial rodeada de naranjos.