El estudio, que busca determinar la viabilidad del túnel que conectará la Región de Coquimbo con San Juan en Argentina, enfrenta retrasos debido a condiciones climáticas adversas.
El Gobierno de Chile continúa desarrollando el estudio de factibilidad del túnel Agua Negra, un ambicioso proyecto de infraestructura valorado en US$3.000 millones que busca fortalecer la conexión entre la Región de Coquimbo y la provincia de San Juan, Argentina. Sin embargo, las inclemencias del clima han extendido el plazo del análisis, que incluirá un año más de trabajo en terreno, según informó Javier Sandoval, secretario regional ministerial de Obras Públicas (MOP) de Coquimbo.
El estudio, adjudicado en abril al consorcio I2S —integrado por Idom Consulting, Ingeniería, Arquitectura; Ingerop Chile; y Subterra Ingeniería—, abarca visitas a terreno, recolección de muestras y análisis en laboratorio. Su objetivo es evaluar la viabilidad del túnel y comparar su costo-eficiencia con posibles rutas alternativas. Pese a los avances, no se ha especificado la fecha exacta en que comenzó este trabajo.
El proyecto propone la construcción de dos túneles paralelos de 13,9 kilómetros que cruzarían la cordillera de los Andes principalmente en territorio argentino. La idea surgió como una solución para mejorar el paso fronterizo Agua Negra, que actualmente es estacional y altamente dependiente de las condiciones climáticas.
El túnel Agua Negra captó interés internacional en 2017, cuando 10 empresas participaron en el proceso de precalificación. Sin embargo, durante el gobierno de Sebastián Piñera (2018-2022), el proyecto perdió prioridad debido a preocupaciones sobre su alto costo y viabilidad técnica.
Ahora, el actual gobierno mantiene abierta la posibilidad de buscar rutas alternativas si el estudio concluye que el túnel no es una opción viable. Este análisis será clave para determinar si el proyecto sigue adelante o si Chile y Argentina deberán explorar otras soluciones para mejorar la conectividad transfronteriza.
El túnel Agua Negra es considerado un proyecto estratégico para ambos países, ya que no solo optimizaría el comercio y el transporte, sino que también fortalecería el corredor bioceánico que une los puertos del Atlántico y el Pacífico.