Por unanimidad el directorio de la Junta de Vigilancia del Río Huasco y sus Afluentes (JVRH), representado por Juan Pablo Espinosa, acordó no formar parte del Consejo de Cuencas de la provincia del Huasco hasta no tener certeza de su legalidad.
“No estamos participando en esta instancia porque no tenemos certeza acerca de la legalidad de la constitución de los consejos de cuencas, por lo que en conjunto a otras juntas de vigilancias del país estamos consultando sobre ello a la Contraloría General de República”, explicó Víctor González, gerente general de la Junta de Vigilancia de la Cuenca del Río Huasco.
El miércoles 02 de agosto, en el Centro Tecnológico Ambiental (CTA) Vallenar se realizó el primer encuentro del grupo promotor para la conformación del Consejo de Cuenca piloto del Huasco, instancia en la que – a diferencia de lo que erradamente señaló una publicación de la Delegación Presidencial hecha en una red social- no estuvo presente la Junta de Vigilancia, organización que representa a todos los usuarios de agua de la cuenca del río Huasco y sus afluentes.
La conformación de los Consejos de Cuenca impulsada por el Gobierno considera 16 cuencas pilotos, distribuidas en macrozonas y siendo la cuenca del río Huasco una de las más significativas del país. Sin embargo, la JVRH que es una institución fundamental de la institucionalidad del agua, que administra y distribuye el recurso hídrico de las fuentes naturales en una de las zonas más áridas del país, hoy aclara que no participará de un Consejo de Cuenca hasta que no se compruebe la legalidad de su constitución.
Cabe recordar que la Junta de Vigilancia de la Cuenca del Río Huasco administra el Embalse Santa Juana, la obra hidráulica de acumulación más importantes de Atacama en cuanto a su capacidad de almacenamiento de aguas, y la que cuenta en la actualidad con disponibilidad de agua para más de dos temporadas, lo que permite dar seguridad de riego y abastecimiento a los usuarios, pese a la escasez hídrica que enfrenta la Región de Atacama y a la situación que se vive en otras regiones del país que, de permanecer el escenario de sequía, tendrían una situación radicalmente distinta el próximo año 2024.