Como un impulso decisivo a temas emergentes sobre género, recurso hídrico y por sobre todo a la soberanía y seguridad alimentaria fue calificada la primera mesa de la mujer rural ampliada en la región por las cerca de 100 mujeres que se congregaron en la comuna de Caldera.
Cada año Instituto de Desarrollo Agropecuario y el Servicio Nacional de la Mujer, esta vez bajo una nueva Institucionalidad con el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, organizan esta instancia de participación y diálogo que tiene como objeto que las mujeres rurales puedan actualizar y desmenuzar de acuerdo a cada realidad local temas contingentes que las afectan en su desarrollo.
Esta vez el foco se centró en las modificaciones que realizó el Congreso al Código de Aguas en cuanto al uso, compresión, distribución y acceso al recurso hídrico así como la soberanía y seguridad alimentaria que otorgan los productos de la agricultura familiar bajo un contexto de sustentabilidad y cuidado con el medio ambiente y los recursos naturales, en donde las mujeres son un pilar fundamental en la transmisión de saber y conocimientos ancestrales de generación en generación.
Florencia Aróstica, presidenta de la Red Atacameña de Mujeres Rurales e Indígenas, RATMURI, destacó el valor de la soberanía alimentaria para las economías rurales y el rol que deben asumir las mujeres frente los desafíos derivados de la producción de alimentos “La soberanía alimentaria – como la debemos entender- es el derecho de cada nación para mantener y desarrollar su propia capacidad para producir los alimentos básicos de los pueblos, respetando la diversidad productiva y cultural. Eso han declarado organizaciones rurales a nivel internacional como la Vía Campesina desde el año 1996 como respuesta modelos donde el mercado regula todo. Las mujeres rurales -al igual que los hombres del campo- tenemos el derecho a producir nuestros propios alimentos en nuestro propio territorio de manera autónoma en Atacama. La soberanía alimentaria es una precondición para la seguridad alimentaria genuina, que respete nuestra forma de producción, la sabiduría de las mujeres y las tradiciones; y los estados debieran garantizar estas condiciones, sobre todo porque cada territorio tiene sus particularidades”, declaró Aróstica en el seminario.
“Es una instancia permanente de participación que tenemos con INDAP con las mujeres rurales de nuestra región, particularmente en esta oportunidad con temas contingentes que les afectan a ellas como el caso de los cambios legales en el código de aguas y fundamentalmente con temas ligados a la soberanía alimentaria en los territorios. Es una instancia que sin duda nos hace reflexionar sobre la importancia del diálogo permanente que la institucionalidad realiza con las mujeres líderes de sus localidades, porque ellas son mujeres, madres, emprendedoras y dirigentas al mismo tiempo y tienen un rol importantísimo en la economía rural como transmisoras de saber y de conocimiento” destacó el director del INDAP Leonardo Gros Pérez.
Nataly González Díaz, seremi de la Mujer y Equidad de Género destacó por su parte que “es un trabajo que fue retomado con fuerza como instancia de encuentro con las mujeres entre INDAP y ahora desde la Seremi de la Mujer y Equidad de Género, donde podemos saber cuáles son las demandas de las mujeres del campo, mujeres que también pertenecen a pueblos originarios y estamos trabajando descentralizadamente estas iniciativas; por eso hemos traído esta mesa de la mujer rural ampliada hasta la comuna de Caldera abordando temáticas que ellas mismas sugieren y creemos como Gobierno que estas son las instancias donde podemos avanzar en mejorarles la calidad de vida a ellas”.
La dueña de casa, la alcaldesa Brunilda González agregó “quiero agradecer esta invitación que nos ha hecho el Ministerio de Agricultura a través de INDAP y el Ministerio de la Mujer de tener a estas mujeres rurales de toda la región, que ha sido la misión y la apuesta del Gobierno de la presidenta para incluir decisivamente temas de género en el fortalecimiento y mejoramiento de la calidad de vida de nuestras mujeres, en especial en temáticas que tiene que ver con la soberanía y seguridad alimentaria porque es deber de todos los actores saber qué tipo de alimentos estamos consumiendo y si somos capaces de proveerlo en nuestros territorios. Cuando decidimos participar es porque queremos abrir un camino para que los instrumentos del Estado en Caldera se visibilicen aún más más en lo relativo al trabajo con mujeres”.