Sello de Denominación de Origen del Aceite de Oliva del Valle del Huasco busca visibilizar su valor en el mercado oleícola y obtener nuevas certificaciones para 2023

El proyecto apoyado por la Pontificia Universidad Católica de Chile, por parte de su Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal, junto al Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) y financiado por Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC) del Gobierno Regional de Atacama, cerró el 2022 con cuatro almazaras certificadas. Panorama positivo que ha beneficiado a los productores regionales de aceite de oliva durante tres periodos de cosecha consecutivos, entregándoles un excelente posicionamiento, reconocimiento en su tradición y una calidad digna del Valle del Huasco.

A pesar de que el Programa “Sello de Origen” surgió en 2012, recién en 2018, el Valle del Huasco fue elegido para obtener el sello por Denominación de Origen (D.O) con su inigualable aceite de oliva. Hito que marcó un antes y un después en la producción centenaria de varias almazaras, y en las vidas de varias familias que llevaban décadas preservando la olivicultura regional de Atacama.

En 2022, el Comité de Administración de Denominación de Origen (D.O) logró que cuatro almazaras cumplieran con la trazabilidad, los parámetros químicos y organolépticos para la certificación de calidad de sus aoves. Siendo estas, los aceites de oliva “Payantume”, “Albiña”, “Azzait”, quienes llevan desde 2020 renovando su sello, y “Alma del Huasco”, producción que se unió en su cosecha 2021, y fue positivamente denominada, por Guia Oliva, como “la revelación de 2020”.

 

Este sello dorado cuenta con una alta tecnología que le permite ser foliado y con ello, ser más seguro, al momento de entrar a competir dentro del mercado del aceite de oliva en Chile. Es justamente esto lo que avala el propósito de la Denominación de Origen: poder entregar un producto de calidad indudable, reconocer la tradición, su origen y la cultura detrás de su producción y protegerlo de la competencia desleal.

 

El compromiso de estos productores de aceite de oliva se ha visto reflejado durante los últimos tres años. Robinson González, de “Payantume”, va por su cuarta cosecha certificada este 2023 y afirma que “la certificación es un sueño cumplido para las almazaras de la III región, ya que se logró con mucho esfuerzo durante periodos de cosecha difíciles”. Sin embargo, el Comité sigue en búsqueda de motivar a más productores este año, y ampliar el reconocimiento nacional e internacional de este producto único.

 

Luis Gustavo Díaz, economista agrario, académico de la Pontificia Universidad Católica de Chile y secretario ejecutivo del Comité de Administración de la Denominación de Origen (D.O) señala que “este sello está generando que los productores aumenten progresivamente sus ventas, año tras año”. Por lo que, el principal motor es que se sumen más almazaras a estos beneficios, y puedan posicionarse a la altura de la calidad que entrega el Valle del Huasco, con el paso del tiempo.

 

“A pesar de que los desafíos para 2023 son complejos, la invitación es que todos los productores postulen sus aceites a la nueva certificación”, dice Diaz, quien como Secretario Ejecutivo del Comité de Administración de la D.O, espera que, para esta oportunidad, se puedan pegar más sellos, pero en diferentes y nuevas botellas de aceite de oliva.