Los operadores turísticos de la zona piden que se promocione el fenómeno, del que por estos días ya se ven los primeros brotes. Esperan remediar así parte del daño que les provocaron las intensas lluvias.
Eso es lo que piensan los operadores turísticos de la zona, pues mientras las autoridades continúan preocupadas de resolver temas de salubridad y vivienda, de reconectar carreteras y de rehacer el censo (ver recuadro), el desierto ha decidido ofrecer al visitante su regalo más exótico e inesperado: flores.
Miles de ellas
Según datos de Conaf, hay 50% de probabilidades de que se repita el desierto florido de 2015, año en que también hubo temporales. Entonces, más de 20.000 personas llegaron a la región para ver de cerca el fenómeno.
El presidente de la Asociación de Turismo de Atacama (ATA), Ercio Mettifogo, explica que ya se está promocionando el desierto florido, porque los clientes europeos planifican los viajes con anticipación y ya están cotizando.
“Hemos visto brotes en algunos sectores de la zona”, aseguró. Adelantó que se espera que en el sector alto de Inca de Oro se produzca un evento “precioso”, dado que ya hay algunos indicios de pequeña vegetación, tal como pasó en 2015.
Mettifogo espera que este año la promoción de las autoridades sea antes y no como en 2015, cuando, a su juicio, se hizo de forma tardía: “Hay que ser un poquito más despierto y apostar porque esto viene, sí o sí”.
Los 48 milímetros de lluvia recibidos por Copiapó, los 31,4 mm en Vallenar y los más de 80 mm en el resto de los valles permitirían una floración que podría ser, incluso, mayor que la de hace dos años, asegura.
Cuando se produce el fenómeno del desierto florido, unas 200 especies de flores aprovechan la humedad para vivir, brevemente, el ciclo completo de una planta.