El uso de este elemento protector estaría supeditado al avance de la vacunación y las dosis de refuerzo que se deban aplicar a futuro, todo ello, según los resultados que vayan arrojando los estudios de inmunidad.
Desde que se incorporó su uso masivo en Chile, en abril de 2020, la mascarilla no ha dejado de utilizarse, ni siquiera en los momentos en que la pandemia ha tenido sus mejores indicadores o con el avance de la vacunación.
En varias oportunidades, las autoridades de Salud han señalado que no está previsto retirar esta medida. «La población tiene que tener la conciencia clara de que no puede abandonar la mascarilla», dijo el ministro de Salud, Enrique Paris, en un balance en junio de este año. Esto, en alusión a países como Francia y España que pusieron fin al uso obligatorio de este elemento y se enfrentaron a rebrotes.
Y la medida en este lado del mundo seguirá al menos por todo el próximo año según las proyecciones de expertos, supeditado al avance de la inoculación y el control del covid-19 en los otros países, sobre todo frente a la aparición de nuevas variantes. «Creo que al menos durante el 2022 vamos a continuar con uso de mascarillas, probablemente en retirada progresiva según avances en los porcentajes de vacunación, especialmente en los grupos de edad más jóvenes y los refuerzos de los ya vacunados, que han demostrado potenciar de forma importante la inmunidad», dijo a El Mercurio de Antofagasta el infectólogo y académico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Magallanes, Rodrigo Muñoz. P
or su parte, el doctor en microbiología e investigador del Centro de Genómica y Bioinformática de la Universidad Mayor, Sebastián Reyes, dijo al citado medio que será clave seguir manteniendo prudencia y el autocuidado.
En esa línea, recuerda lo que pasó en otros países donde levantaron la medida como «un gran error que llevó a un aumento de casos positivos». «Si bien gracias a las vacunas no tuvieron un aumento tan grande en la mortalidad, saturaron los sistemas de salud.
El nuestro se expandió en un 400% y hoy está retrocediendo para volver a una situación más normal, pero si tenemos un explosivo aumento de casos, podríamos volver a una situación crítica», apuntó.
Con todo, los expertos coinciden en que probablemente la inoculación se deba repetir el próximo año, para avanzar hacia un esquema anual de vacunación. Según las proyecciones de Reyes, el covid-19 se transformará en uno de los virus endémicos que circulan normalmente en el país. De hecho, ayer la subsecretaria Daza dijo hoy a Tele13 que posiblemente se necesite en el futuro al menos una dosis al año.
Para tomar esta decisión, será necesario evaluar cuánto tiempo duran los anticuerpos entre quienes han recibido el refuerzo, y desde ahí, se evaluará si en seis meses más se necesitará otra, lo que podría ser en abril de 2022. Misma proyección realizó ayer el doctor Araos al término de la presentación del estudio de efectividad de las dosis de refuerzo.
«Esperaría que (la dosis de refuerzo) dure al menos seis meses bien, sobre todo para los desenlaces más graves y asimismo una cuarta dosis nos permitiría ir espaciando cada vez más las vacunaciones, hasta ojalá llegar a un esquema de vacunación anual, como se hace como influenza, eso es una especulación, pero es muy probable que podamos llegar a eso», sostuvo.
Junto con esto, Reyes avisa que «para el 2023 se está evaluando que la vacuna contra el covid se fusione con la de la influenza en una misma dosis. Lo más probable es que tengamos que vacunarnos todos los años contra el coronavirus». Ante esto, Daza aclaró que «hay laboratorios que están estudiando esas alternativas. Aún nada presentado a las agencias reguladoras».