Organizaciones de todo Chile nuevamente se congregan en el día mundial de la tierra, para fortalecer sus procesos de defensa territorial, denunciar la ceguera de los gobiernos y dar una señal de la voluntad decidida de poner la vida al centro de las decisiones del país, de modo de transitar del extractivismo salvaje que contamina, quema, divide y arrasa todo a su paso, a apuestas descentralizadas, conectadas con los ecosistemas, que posibiliten recuperarnos de la degradación y la sequía que hemos visto instalarse en todas las regiones.
El Movimiento por el Agua y los Territorios (MAT), desde la Red de Defensa de los Territorios de la Araucanía y la Coordinadora por la Defensa de los Territorios del Biobío, convocan a esta nueva movilización que partirá a las 12:00 en la plaza Perú, para concluir en la Plaza de Tribunales con una feria y un acto cultural.
La región del Biobío constituye un claro ejemplo de la negligencia y complicidad con que están operando las autoridades gubernamentales contra la voluntad de las comunidades. Mientras que el territorio se organiza y reivindica el derecho a la salud, la vida y a vivir en un medio ambiente libre de contaminación, la respuesta de los gobiernos es una brutal intensificación del modelo extractivista en todos sus ámbitos: se tramitan cerca de 80 concesiones de salmonicultura y acuicultura en la costa, al menos dos proyectos de terminales marítimos de gas – con sus termoeléctricas asociadas, conocido anteriormente como Octopus-, una serie de proyectos hidroeléctricos de tamaño pequeño y mediano, y el proyecto Embalse Punilla, con capacidad tanto de generación eléctrica y riego agroindustrial, cuya represa terminará por eliminar uno de los pocos ríos no intervenidos en la zona, el Ñuble. Todo esto convierte a la Región en una zona de sacrificio para las comunidades y el medioambiente, en función de la expansión del extractivismo en la Región.
Cuestiones como los incendios, el vertimiento masivo de salmones descompuestos al mar, así como el año pasado los aluviones de relaves tóxicos, y el antepasado la sequía que tenía a un tercio del país surtiéndose con camiones aljibes, son señales ineludibles de que es urgente un cambio en la lógica político económica que depreda nuestro país.
No puede haber extractivismo sin corrupción y sin violación a los Derechos Humanos, esto que venimos denunciando hace décadas hoy se ha vuelto patente en Chile, pero nuevamente ante esta constatación, la respuesta ha sido más corrupción y más criminalización a quienes exigen sus derechos… Por eso, nos articulamos, ya comprendimos que el problema no es un embalse, o las AFP, o una carretera, o los TLC, o una hidroeléctrica, o una celulosa, o un plantel agroalimentario o una minera; sino que todo ello responde a una lógica de acumulación enferma que necesitamos confrontar colectivamente.
Por eso salimos a la calle a exigir el derecho al agua para la vida humana y de los ecosistemas, y el reconocimiento y valoración de las soberanías territoriales y alimentarias. Esto requiere la eliminación de la arquitectura que sostiene este modelo, por un lado los instrumentos privatizadores del agua, y por el otro los instrumentos de subsidio para la promoción del uso y abuso del agua en fábricas de muerte, tales como el modelo forestal, el modelo minero, el modelo energético y el modelo agroalimentario. En reemplazo de la institucionalidad que debe ser derogada, debemos avanzar en la constitución de una asamblea constituyente, para dotarnos de una estructura país por fin verdaderamente nacida del diálogo y del reconocimiento de la diversidad fecunda que nos constituye. Creemos central también, para transitar a otras formas de desarrollo, que avancemos en la creación de instrumentos de protección, como una ley de glaciares para la vida y no para la minería, leyes de ordenamiento territorial, manejo integrado de cuencas, entre otras.
Por otra parte, nos parece fundamental terminar con los tratados negociados a puerta cerrada y en secreto, como cualquier reformulación del TPP o la suscripción del TISA (Tratado sobre Servicios) y más bien implementar los exigidos por las comunidades, como el Convenio 169 de la OIT y la Declaración ONU sobre Derechos de los Pueblos Indígenas.
Las y los convocamos a encontrarnos y caminar juntas y juntos este sábado 22 desde la Plaza Perú, retomando la importancia del protagonismo colectivo para construir y visibilizar un mundo sano, donde quepamos todos y todas. Como habrá delegaciones de diversos territorios en conflicto, se desarrollará también el día 23 un Trawun, para mirar lo avanzado y determinar futuros pasos colectivos, en este reloj de arena que mide nuestro tiempo, donde todo grano es imprescindible y donde se avanza mirando lo hecho y lo por hacer.