El Ejecutivo ya se rindió y cada día le quedan menos opciones. Y si bien no descartan el veto presidencial o acudir al Tribunal Constitucional (TC), en las propias huestes oficialistas admiten que no hay margen para asumir el costo político que implicaría.
Con prácticamente una nueva derrota asegurada para este miércoles, el Gobierno se empezó a quedar con pocas opciones para intentar frenar el proyecto de retiro previsional en el Congreso.
En Palacio ya dieron por perdida la batalla en el Senado. Incluso en el eventual tercer trámite en la Cámara. Y pese a que ayer miércoles apareció en el Congreso -después de largo tiempo- el ministro de la Secretaría General de la Presidencia (Segpres), Claudio Alvarado, sólo se le vio conversar con algunos senadores que se han manifestado abiertamente en contra de la iniciativa.
Pero incluso ese mismo grupo parlamentario -que aún se alinea con el Ejecutivo- reclama contra la estrategia del Gobierno, que abandonó toda intención de colegislar e intentar plantear modificaciones en medio del debate. “Eso implica tomar la iniciativa en el Senado y acumular iniciativas para que los recursos lleguen a las personas directamente afectadas”, advirtió el senador RN Francisco Chahuán.
En paralelo, en la discusión del IFE 2.0 en la Comisión de Hacienda, el senador Juan Antonio Coloma colocó sobre la mesa que el bono de 500 mil pesos ofrecido por el Gobierno para la clase media sea otorgado a quienes tienen un ingreso desde los 400 mil pesos (inicialmente partía en 500 mil pesos), como un intento insípido por cambiar algún voto este miércoles.
No cumplió para nada su propósito, pues el ramillete de senadores oficialistas que anunciaron su apoyo al retiro del 10% -Durana, Sandoval, Castro, Ossandón y Moreira- mantuvieron firme su posición (al menos hasta el final del día martes).
Por ahora, frente a una derrota casi segura, en el horizonte asoman dos caminos posibles: el Tribunal Constitucional y/o el veto presidencial.
No obstante, en los pasillos del Congreso algunos parlamentarios del propio oficialismo admiten que en realidad no existe el respaldo político para que el presidente Sebastián Piñera impulse un veto y aquellos más duros incluso plantean tajantemente que, en los hechos, dicha opción “tiene menos piso que un palafito”.
“Lo que ha ocurrido hasta ahora es que el Gobierno llega tarde a la tramitación de los proyectos de ley, y cuando eso ocurre, finalmente se empieza a abusar del mecanismo del veto”, insistió Chahuán.
Iván Moreira fue aún más tajante: “El Gobierno podrá tener el derecho, pero sería el peor error político de nuestro Gobierno y un golpe bajo a millones de chilenos que están sufriendo. Una decisión de esa naturaleza terminaría sepultando a nuestro Gobierno”,
Aún así en La Moneda no descartan la opción: “Estamos viendo como se desencadena el debate antes de finalmente tomar una decisión. Todas las herramientas sobre la mesa siempre están, en todos y en cada uno de los proyectos de ley”, admitió la vocera Karla Rubilar.
Como sea, durante la tarde, a partir de las 13:00 horas, la Sala del Senado discutirá en general y en particular el proyecto y definirá la suerte de la iniciativa en su segundo trámite. Cada parlamentario tendrá cinco minutos para intervenir y con esos tiempos se espera que la votación en general se ejecute cerca de las 17:00 horas.
Acto seguido, en particular, zanjarán la incorporación de algunos cambios específicos a la propuesta, que fueron incorporados en la Comisión de Constitución de la Cámara Alta el lunes, como la reposición de un Fondo Colectivo Solidario de Pensiones -que fue desestimado en su primer trámite por los diputados-; la incorporación de jubilados al beneficio; transferencia sin comisión y en dos cuotas; y un plazo de hasta 360 días para efectuar el retiro, aunque haya terminado el Estado de Excepción.
En rigor, son 8 indicaciones a revisar. Pero lo más probable es que -como varias apuntan a asuntos similares- la lista sea reducida para acelerar la discusión y no cerrar la votación en la madrugada.
Excepto alguna indicación de última hora, los demás detalles quedarán tal como venían de la Cámara, por lo que al cierre de su trámite en el Senado seguiría siendo de acceso universal. En Comisión ya quedó fuera la opción de incorporar “letra chica”, como la idea de restringir el beneficio sólo a quienes vieron mermados sus ingresos por la pandemia, aplicar impuesto al retiro a los sectores de mayores recursos o establecer la obligación de elegir entre los fondos previsionales o la ayuda estatal.
Este último es un punto central considerando que la agenda del Gobierno para la clase media corre de forma paralela y, al menos hasta ahora, todo apunta a que algunos beneficiarios podrían calificar para ambas ayudas.
¿2/3 ó 3/5?
Lo que si dejó en la nebulosa la instancia parlamentaria, el lunes pasado, fue la disputa respecto al quórum que requiere la iniciativa. En particular fue el senador RN Andrés Allamand el que planteó la inquietud, pues la propuesta de corte constitucional que busca permitir el retiro excepcional del 10% está siendo discutida como una reforma transitoria (considerando que en su espíritu sólo plantea un retiro por única vez), pero un sector del oficialismo plantea que en realidad se trata de una reforma permanente.
La gran diferencia es que para la primera se requiere un quórum de 3/5 (26 votos) y para la segunda 2/3 (29 votos).
De todas formas, el PS Alfonso de Urresti, presidente de la Comisión, desestimó su solicitud y le dejó claro que estaban siguiendo el criterio definido en la Cámara de Diputados, donde el UDI Jaime Bellolio realizó la misma petición -para que en lugar de 93 votos se exigieran 103-, pero también fue desestimada la semana pasada en primer trámite.
Aunque la idea de Allamand era colocar la vara más alta para impedir que avance el proyecto en el Senado, lo cierto es este miércoles incluso podría conseguir los 2/3. La oposición suma 24 votos y si se concretan los 5 de Chile Vamos comprometidos de todos modos se lograrían los 29. Eso sí, en la Cámara sólo se consiguieron 95, de modo que probablemente el senador oficialista apuntará hacía allí sus dardos en una eventual presentación ante el Tribunal Constitucional, pues -ante la negativa que recibió- hizo reserva de constitucionalidad.
Y si bien no está claro si lo hizo como un favor al Gobierno, no descartan que lo haya hecho como guiño a la derecha más dura para así ganar espacio frente a José Antonio Kast en un eventual escenario electoral.
En la Cámara, en tanto, cuentan con que el Senado despache efectivamente el proyecto a su tercer trámite, donde los diputados tendrán que revisar los cambios. Y para terminar rápido ya se alistan para revisarlo el jueves e incluso algunas voces apuestan por visar las modificaciones para evitar ir a una Comisión Mixta que estire la discusión innecesariamente.
Mientras que en la “bancada díscola” ya advierten a los senadores y a La Moneda: “Yo le sugeriría a los parlamentarios que pretenden recurrir al Tribunal Constitucional que no lo hagan (…) y tampoco aconsejaría al Gobierno a presentar un veto a esta ley, pues sería un error garrafal del Gobierno presentar un veto a este proyecto de ley que es tan sentido”, apuntó el RN Eduardo Durán.