La Corte de Apelaciones de Copiapó acogió este pasado viernes 22 de mayo la segunda ceremonia en la que licenciados en Ciencias Jurídicas juraron como abogados, conectados a través de videoconferencia con la Corte Suprema.
En Santiago, la ceremonia fue encabezada por el presidente del máximo tribunal, Guillermo Silva, y en Copiapó la presidenta del tribunal de alzada, Aída Osses, por la secretaria de la corte copiapina María José Hernández y el administrador, Marco Aguirre.
En la oportunidad, el secretario de la Corte Suprema, Jorge Sáez, tomó de manera remota el juramento respectivo a los postulantes en las cortes de apelaciones de Arica, La Serena, Valparaíso, Valdivia y Temuco. En Copiapó juraron Marcelo Arévalo Inarejo y Carlos Toro Araya, egresados de la Universidad de Atacama.
Al término de la ceremonia, la presidenta Aída Osses expresó que “la consolidación de este modelo, en medio de la pandemia por el covid19, nos permite fortalecer el rol de las cortes de apelaciones y contribuye a la descentralización que tanto necesita nuestro país”.
Añadió que pese a la pandemia que se vive, esta actividad se transforma en una luz de esperanza. “No son tiempos fáciles. Probablemente los jóvenes abogados tenían otras expectativas para recibir sus títulos y fundamentalmente para comenzar a ejercer. Sin embargo, esto no puede desmotivarlos ni reducir sus expectativas, porque la meta de ser abogados, que imagino tantas veces vieron lejana, ya está cumplida y en adelante solo pueden venir cosas buenas”, aseguró.
El flamante abogado Marcelo Arévalo dijo estar feliz por haber culminado una etapa que a veces se prolonga más de lo esperado. “En retrospectiva, uno analiza todo este largo proceso para quienes un día decidimos estudiar esta profesión. (Mi) gratitud para las personas que están de tras de uno en el apoyo incondicional que prestan para salir adelante”, puntualizó.
En tanto, Carlos Toro expresó que “estamos culminando un proceso muy largo para todos quienes estudiamos Derecho. Esta experiencia para mí ha sido muy gratificante, porque es un proceso que llega a un punto cúlmine en la misma ciudad en la que estudié. Me favorece mucho y me alegra porque son las mismas personas las que me han llevado hasta aquí y que se encuentran cerca de mí en estos momentos”.