Desde finales de octubre de 2018, los McDonald’s de América Latina han dejado de entregar bombillas tanto a sus clientes en restaurantes como a quienes piden delivery de McDonald’s en distintas plataformas, a menos que el cliente las solicite de manera específica. Esta medida forma parte de su esfuerzo por reducir la utilización de plásticos de un solo uso en alrededor de 300 toneladas del material, y se integra en una política más comprehensiva para disminuir el impacto ecológico de la cadena en todo el mundo.
Entre estas medidas, McDonald’s se ha propuesto alcanzar el 100% de empaques renovables, reciclables o certificados en todo el mundo. Como parte de este propósito, son junto a Starbucks uno de los fundadores de NextGen Cup,un programa que tiene la meta de crear un vaso amigable con el ambiente, compostable o fácil de reciclar, con el cual puedan reemplazar los millones de vasos que ambas empresas consumen anualmente y que conforman un 4% de los seiscientos mil millones de vasos desechables que cada año se utilizan en todo el mundo. A pesar de que los vasos de Starbucks, al igual que los de McDonald’s, son reciclables actualmente, en la práctica no suelen ser reciclados debido a una serie de causas, y ésta es la razón por la cual se busca crear vasos compostables o biodegradables que faciliten el proceso y tengan un impacto ambiental mucho menor.
Mientras McDonald’s y Starbucks fueron las primeras empresas en apoyar este proyecto, otras compañías como Coca-Cola, Nestlé y Wendy’s se han sumado, mostrando que el compromiso con el medio ambiente no es solo una tendencia. En Chile, además, medidas legales se han sumado para generar un mayor impacto, siendo el primer país en Latinoamérica en prohibir el uso de bolsas plásticas en supermercados y grandes tiendas. Junto a esto, el Ministerio del Medio Ambiente ha impulsado desde el año pasado la campaña “Chao bombillas”,que busca generar conciencia tanto en los ciudadanos como en las empresas respecto al uso innecesario de bombillas plásticas, pidiendo que los usuarios dejen de utilizarlas o las reemplacen por bombillas reutilizables de aluminio, bambú u otros materiales, y que las organizaciones y empresas se acojan a una política bajo pedido, es decir, que solo entreguen bombillas a quienes las requieran expresamente. Cientos de empresas, restaurantes, cadenas de comida rápida, centros comerciales y universidades se han unido voluntariamente a la campaña, comprometidos por un Chile más limpio y un océano más seguro para toda la fauna marina.