Chile tiene un gran desafío medioambiental y sin la ayuda de todos los ciudadanos no será posible concretar las políticas públicas para detener el cambio climático y sus consecuencias. Suena cliché, pero es que sin la ayuda de ese “grano de arena” que podemos aportar cada uno de nosotros será muy difícil combatir la crisis medioambiental que vive nuestro planeta.
El cambio climático avanza a una gran velocidad y sabemos que no hay vuelta atrás, a menos que hagamos algo a tiempo. Una de las tantas iniciativas que aportarían a lograr un cambio en el destino del mundo consiste en que todos los desechos que produce el ser humano en su paso por la tierra puedan convertirse en algo más, a través del compostaje. Una gran amenaza es el plástico que termina acumulado en los océanos, el que es ingerido por miles de animales marinos y luego termina en nuestros alimentos. Ninguno de estos animales se libra de esta fatal condición. Es por esta razón que la Unión Europea acordó, con un plazo límite para el año 2021, prohibir los plásticos de un sólo uso. En nuestro país, de igual manera, seguiremos el mismo camino. Es bueno copiar grandes ideas y ésta es una de las principales medidas que debemos desarrollar para tomar acción y no dejar pasar más el tiempo.
Junto al apoyo transversal de tres senadores lideramos el proyecto de ley que busca terminar la comercialización de productos contenidos en envases o botellas de plástico u otro material de difícil degradación, iniciativa que se suma a la eliminación del plástico de un sólo uso, en nuestro país. Pero no sólo debemos eliminarlo, hoy las tecnologías nos permiten que podamos compostar este desecho que tanto daño ha causado. Por lo mismo invito a todos los parlamentarios a dar un paso más allá, a legislar no sólo para la COP25 o para ser un país carbono neutral. Yo quiero normar para que exista un cambio adaptativo, un cambio de mentalidad. No sólo queremos una fila de jóvenes en un punto limpio reciclando porque es lo que debemos hacer, sino que queremos un mundo consciente de este proceso, uno que no termina con ir a dejar el plástico, el vidrio o el cartón al container de reciclaje.
Necesitamos que nos emplacemos unos a otros con más fuerza, que nos responsabilicemos ante la crisis global que estamos enfrentando, nos falta la certeza y la sensibilidad de las palabras de Greta Thunberg, una joven sueca de 11 años que dijo frente a la Unión Europea: “La crisis climática ya está resuelta, ya tenemos los datos y las soluciones. Lo que tenemos que hacer es despertar y cambiar”. Y claro que está en lo cierto. ¿Qué estamos esperando para tomar las riendas y actuar? En nuestros hogares podemos aportar reciclando, separando los residuos orgánicos para armar compost casero y otras tantas medidas, pero como país y como legisladores, tenemos que normar. Este cambio les costará a los empresarios reinventarse ante la contingencia y estoy seguro que si quieren seguir funcionando, tomarán las medidas para continuar vigentes, pero cuidando no sólo sus intereses, sino los de todos los ciudadanos de Chile.
Esto se trata de una política de Estado y de un llamado a tener conciencia por las nuevas generaciones que llegarán a este mundo deteriorado y que, lamentablemente, disfrutarán sin lo más bello que vivieron las generaciones pasadas: un país limpio.